viernes, 15 de julio de 2016

MARTÍN MAYOR, BARRANQUILLO (TELDE)

El Barranquillo Martín Mayor, tributario del Barranco del Draguillo por la banda septentrional, nace en las vertientes nacientes de la pequeña Montaña de las Triguerillas a 669,7 msnm. Siguiendo su cauce aguas abajo en dirección Este para girar en dirección Sur y discurrir rodeando por poniente las vertientes de la Montaña de La Majada a 486,8 msnm., junto a las lomadas de El Gamonal que le separan del Barranquillo de Juan Tello que discurre paralelo, y se une al cauce del Barranco del Draguillo a 275 msnm. en Las Puntillas, muy cerca de los Llanos de Los Guirres.

Barranco del Draguillo, principal del Barranquillo Martín Mayor (lospasosquedejamosatras.blogspot-com)
Su cauce inferior en parte está dentro del territorio del Monumento Natural del Barranco del Draguillo (C-33 Decreto 18/2003, de 10 de febrero, Gobierno de Canarias), que conforma una definida unidad geomorfológica con «conos volcánicos alineados, paredes escarpadas y procesos erosivos evidentes que han ido encajonando el barranco con el paso del tiempo. En sus laderas se refugian muestras de ecosistemas naturales y flora autóctona, con abundantes endemismos canarios y macaronésicos».

Conforma un paisaje de gran belleza, con una vegetación actual formada en su mayor parte por matorral de sustitución dominado por tabaiba amarga, vinagrera, tajinaste blanco, verode y aulaga, además de acebuchal y palmeral en la cabecera. A ello habría de añadirse los vestigios arqueológicos conocidas como Cuevas de Juan Tello, por encontrarse en la falda de dicha montaña, con usos prehistóricos de cuevas de habitación y unas treinta de enterramiento que proporcionaron un gran número de restos humanos.

En un paraje de esta singular belleza, no sorprende que la memoria colectiva de los lugareños lo reconociera con muchos topónimos alusivos al medio natural, unos por las geoformas en las escarpadas paredes como Las Puntillas, otros por la avifauna que encontró en dicho hábitat, como los son la Montaña de las Triguerillas y el Llano de los Guirres. La primera entendemos que ser debe al ‘triguero’ (Miliaria calandra) asiduo visitante de las islas al que aquí dimos ese nombre, «triguero. 1. m. Pájaro granívoro de color pardo, con motas más oscuras formando listas en el dorso y en el pecho. Abunda en las zonas donde se cultivan cereales y en terrenos incultos y baldíos. Nidifica en el suelo». (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, 2010, 'Triguero').

Si bien el género femenino sea producto de la corrupción en los siglos, no debe sorprender el uso del diminutivo, pues es sabido que le distingue de su especie por ser de menor tamaño «En las islas orientales y zonas bajas de las occidentales, los individuos tendrían menor tamaño y el color más claro, siendo de comportamiento migrador. También se habla de la posibilidad de que hubiera una marcada variedad en la coloración de los plumajes y en la talla de estos pájaros en Canarias» (SÁNCHEZ NEGRÍN, 2002, p. 198).

Y el segundo, el Llano de los Guirres, aunque algo lejos de hábitat en la franja costera, no debe obviarse que estamos en un barranco que en la antigüedad pudo tener un importante caudal de aguas, además de algún que otro pilancón, como los que aún quedan visibles y la existencia de aguas subválveas que alumbran en los distintos pozos existentes, y si además hemos de presumir de la notable presencia de lagartos que le proporcionan buena parte de su dieta.

En el lugar debió abundar ese ave prototipo de lo “flaco”, muy desaparecida aquí como en muchos otros lugares de la isla, que aquí llamamos «guirre. 1. m. (Neophron percnopterus majorensis) Ave rapaz de un metro y medio de envergadura, con el pecho y el vientre blancos, la espalda manchada de negro, blanco y castaño, y las alas con las guías de color negruzco. Nidifica en riscos y acantilados, y se alimenta de carroña, insectos, lagartos e, incluso, caracoles.» (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, 2010, 'guirre').

El barranquillo en espacio el Monumento Natural protegido (IDE Canarias)
Pero en el paisaje protegido por su flora, algunas prestaron su topónimo como es el principal del Barranco del Draguillo, que por la utilización del diminutivo no creemos se deba al conocido ‘drago” (Dracaena draco), más bien al singular “drago de Gran Canaria” (Dracaena tamaranae), de menor por su sensibilidad a los factores de riesgos y las condiciones del territorio.

Aunque se tienen noticias de la presencia de un drago cercano al Pozo del Draguillo, es sabido que la situación de esta especie es crítica, en peligro de extinción, y se localizaban todos ellos en el cuadrante suroccidental de la isla, donde se han contabilizado 76 dragos y los restos secos de otros diez, con lo que el número de registros asciende a 86 en total, y referencias de pastores de una veintena más. Del total de plantas vivas 63 son juveniles, 12 corresponden a individuos adultos y tan sólo se contabiliza 1 drago viejo, viviendo en riscos totalmente inaccesibles, y todos crecen en grietas y fisuras de riscos, prueba evidente de la situación de refugio en que se encuentra a causa de la fuerte presión antropozoógena (MARRERO RODRÍGUEZ, ALMEIDA PÉREZ et GONZÁLEZ MARTÍN, 2003).

También encontramos cerca del cauce de nuestro barranquillo el topónimo El Gamonal, que obedece a la presencia en el lugar de la especie llamada vulgarmente gamón o gamona (Asphodelus ramosus), muy presente en muchos lugares de la isla y conocido desde los tiempos de los primeros repartimientos de tierras a los conquistadores y colonos-pobladores, referencia muy mencionada en la descripción de las datas solicitadas (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 612), que hemos desarrollado con mayor amplitud en la entrada a este blog de El Gamonal.

Entrando en la historia de Gran Canaria, es sabido que el cauce del Barranco del Draguillo era parte de la raya septentrional del Señorío de Agüimes dependiente del Cabildo Catedralicio del Obispado de Canarias con el término de Telde dependiente de la Real Ciudad de Las Palmas, de la que se tienen escasas noticias. En concreto por un pleito de 1782 en el que  demanda

«Los rematadores de Agüimes se negaron a dar parte de estos frutos de los pastores del señorío que alimentaban sus ganados en Pozo Izquierdo, Sardina, Juan Grande, Aldea Blanca, Maspalomas, Charquillos, Montaña de Santa Agueda, Ganados de Suárez y el Cortijo de Gando.

Los litigantes de Agüimes, Andrés González, Juan Ortega y Agustín Marrero, confiesan que los dichos nueve pagos o barrios son de Las Palmas de Gran Canaria [sic] y de Telde: Vamos de acuerdo los litigantes en que todos los nueve Barrios están situados dentro de los márgenes de los beneficios de la Ciudad y Telde, a excepción del denominado Charquillos, que lo divide la raya, correspondiente la mitad de él al territorio de Agüimes y la otra mitad al de Telde» (CAZORLA LEÓN, 1984, p. 64).

La referencia al lugar de “Charquillos” nos ubica la “raya” en su punto más septentrional, en el Barranquillo del Charquillo al norte del Lomo del Conde, muy cerca de Las Breñas de Abajo, de tal manera que situarían al lugar de los Cercados de Juan Tello, donde tienes sus nacientes el Barranco del Draguillo, bajo la jurisdicción del Señorío de Agüimes, en una latitud igual que la también mencionada Montaña de Santa Agueda, en la actualidad de Águeda, muy próxima al Barranquillo de Martín Mayor, de donde podría ponerse en duda la jurisdicción a que correspondía.

Son conocidos los numerosos pleitos habidos entre el Concejo y el Obispado por los mojones que marcaban la “raya” por las medianías, pero sí parece acreditado que en los lugares más próximos a la costa, se tienen noticias que despejan dudas en cuanto a la localización de la repetida “raya”, por un documento de 6 de abril de 1778 firmado por José de Medina Raymond, transcrito por Pedro Cullen del Castillo mencionado en su artículo “La Torre de Gando”, El Eco de Canarias, 13 de febrero de 1980, citado por nuestra fuente bibliográfica:

«Cuatro leguas distantes de la Ciudad en el puerto de Gando, jurisdicción de Agüimes en la rivera de aquel mar, está situada la Torre de Gando, cuya torre vemos existente en la margen izquierda del barranco de Aguatona, que es la continuación del barranco del Charquillo.» (IBÍDEM, pp. 64-65)

Fácil es observar que el inventariado como Barranco del Charquillo, no es tributario del Barranco de Aguatona. Sí es tributario del Barranco de los Pedacillos, que se encauza en el Barranco del Tundidor que lleva sus aguas hasta el Barranco Real de Telde, que desagua junto a La Restinga. El Barranco de Aguatona sí es tributario del Barranco del Draguillo, por su banda meridional, que discurre por la antigua jurisdicción del Señorío, y nace de la junta del Barranco del Cabuco y del Barranco Madrelagua, teniendo los nacientes más elevados el primero en Los Palomos, junto al Llano del Deán. Ha de considerarse que confundió las cuencas don Pedro Cullen, por la propia confusión histórica de no conocerse donde estaba la muy repetida “raya” en las medianías de los 750 msnm. las referencias conocidas se encuentran en dos distintas cuencas geográficas, en contraposición con los hábitos de la antigüedad.

Es necesario conocer de este escenario histórico, para poder acercarnos a los antiguos aprovechamientos del territorio y a los antropónimos que arraigaron de alguna forma allí. Tenemos muy cerca de nuestro Barranquillo de Martín Mayor, tal como al principio se ha dicho, la Montaña de La Majada, que hemos de interpretar en nuestro léxico «majada 1. f. GC.  Cerca móvil y desmontable formada por lances, que se instala en el campo y que se usa para encerrar el rebaño de ovejas. 2. f. Lz y Fv.  Depresión que se forma en la ladera de una montaña.» (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, 2010, 'majada"), de donde cabe presuponer un entorno de pastos para el ganado en general.

Ortofoto del cauce seco del barranquillo y bancales (IDE Gran Canaria)
Y de los antropónimos, tenemos al poniente la Montaña de Juan Santiago, que entendemos que hace referencia a un vecino de Telde a quien localizamos como testigo de la publicación en la iglesia de san Juan de dos repartimientos a favor de Luys Britol, ambos el 2 de febrero de 1551 (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 525 y 584), solicitando pedazos de tierras en Los Llanos de Xaraquemada. No es por consiguiente Juan de Santiago, hijo de Luis de Santiago casado con Francisca Zambrana. El día anterior en que fueron pregonadas ambas solicitudes en el mismo lugar, comparecía como testigo  Juan Mayor. Sí tenemos acreditado que Luys Bristol es natural de la isla, descendiente de canarios (BETANCOR QUINTANA, 2003, p. 201), que obtenían la titularidad de las tierras por su condición y porque «simplemente ocuparon y habitaron cuevas, para lo cual no se precisaba obtener previamente albalá de repartimiento».

Más cerca tenemos el Barranquillo y la Montaña de Juan Tello, ofreciéndonos pocas dudas correspondieron a la propiedad del regidor Juan Tello, y descartando otros homónimos posteriores como el Licenciado y el mayordomo de San Juan, Juan Tello Casares.

Está documentado que iniciado el segundo cuarto del siglo XVI, en Telde se inició la venta masiva de tierras: por el grupo relevante de la sociedad por no responder a sus intereses económicos; los pequeños y medianos propietarios por el excesivo esfuerzo económico y la quiebra económica por los continuos brotes de peste, sequías o plagas; por ser bienes recibidos en herencia o en dote y así saldar deudas pendientes; y también los "desamparados", huérfanos y viudas incapaces de mantener las tierras en explotación.

«En el apartado de los compradores se encuentran todos los grupos sociales, pero si exceptuamos las adquisiciones, ya mencionadas, de aquellos que adquieren tierras de un familiar o adquisiciones de pequeñas parcelas cuya procedencia es la dote, el resto de los compradores coinciden, generalmente, con el grupo de los grandes propietarios, entre los que podemos distinguir, por un lado, a los conquistadores y sus herederos, por otro, a los que ocupan cargos en la administración y a los que se dedican a la actividad comercial.

[…] Respecto al segundo grupo, podemos mencionar al regidor Juan Tello quien, al margen de otras propiedades que posee en Las Palmas, adquiere en Telde suertes de tierras, tanto de secano como de regadío convirtiéndose en uno de los más importante hacendados del lugar. La importancia de sus propiedades en dicho núcleo facultó el que uno de los barrios tomara su nombre; el "Cercado de Juan Tello» (RIVERO SUÁREZ, 1997, pp. 417-418).

Tenemos también el antropónimo que porta el Barranquillo Martín Mayor, que parece obedecer a uno de los dos homónimos investigados en el estudio genealógico que citamos más abajo, según pueden ser abuelo y nieto. Las razones que normalmente justifican la creación de un topónimo, en el caso que nos ocupa antro-topónimo por referirse a una persona, puede radicar en la propiedad de las tierras o a su estancia o notoriedad en el lugar, en muchos casos estudiados, por su condición de natural de la isla.

Sabemos del primero, el abuelo Martín Mayor, por las confesiones de su nieto homónimo, así como por las investigaciones genealogistas realizadas (GARCÍA TORRES, J.R. et HERNÁNDEZ BAUTISTA, F., 2016), que era morisco, criador y labrador y que su mujer Inés Rodríguez era partera, sospechándose que la abuela pueda ser descendiente de indígenas canarios, y se cita además a los hermanos Luisa Mayor y Juan Mayor, último nombre que ya nos resulta familiar como testigo del pregón de las datas del canario Luys Bristol ya mencionadas.

Está documentado que

«el silencio acerca de su condición de naturales es la norma, y no sólo en los canarios, también en los guanches y gomeros asentados en Gran Canaria. Solamente cruzando la información con la contenida en los archivos notariales y parroquiales hemos podido averiguar su origen. En otros muchos casos la descripción de las tierras que se conceden (majadas, cuevas, asientos de colmenas) y la condición de “criadores” de los beneficiados nos hace sospechar que también fuesen indígenas»  (BETANCOR QUINTANA, 2003, p. 200).

Por la descripción que hemos realizado del territorio en que lo encontramos, en los límites de la jurisdicción de la Ciudad, el Real de Las Palmas, en su frontera jurisdiccional y recaudatoria con el Señorío de Agüimes, es sabido que las datas concedidas por el Cabildo Catedralicio fueron cuestionadas siempre por el Concejo de la isla, obligando en muchos de los casos a que fuera ratificada por este último. También embargaba la duda en cuanto a determinar a qué jurisdicción correspondía el lugar. Conocemos de una data solicitada precisamente muy cerca de este lugar, en el pago de Aguatona prehistórico asentamiento aborigen en la jurisdicción del Señorío, que se eleva ante el Concejo de la isla, y realizada por un llamado Francisco Martín morisco (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 222), que aun siendo del 20 de mayo de 1554, y si bien el proceso contra el nieto Martín Mayor fue en 1606, cincuenta y dos años después, no debemos pasar por alto que uno de los testigos a su favor es Beatriz Domínguez mujer de Francisco Martín, casualmente homónimo de aquel solicitante que podía esconder su condición de natural detrás de la declarada de morisco.  

Y poco más hemos de añadir a la hipótesis de que la abuela Inés Rodríguez fuera natural de la isla, pues son muchas las homónimas en los primeros tiempos de nuestra historia que son descendientes de canarios, de donde pudiera ser un antropónimo recurrente en recuerdo de aquella que compró la libertad de los suyos, aunque fueran de otra isla

«1491 Mayo 1. Sevilla (f. 134). Orden a doña Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernán Peraza, para que devuelva a Inés Rodríguez de Medina, vecina que fue de Gran Canaria, el importe de unos gomeros y gomeras que le compró en dicha isla como de buena guerra, dado que le fueron tomados por el obispo de Canaria cuando los llevó a Sevilla, por haberlos declarado libres el Consejo (AZNAR VALLEJO, 1981, p. 61).

Igual decisión debieron tomar muchos naturales de la isla que se vieron siempre empujados por los colonos-pobladores, que además trataban de impedir su integración social, y así resultaban desplazados a los lugares más alejados y de peores condiciones para el cultivo, como estas tierras de secano. Sólo contaban a su favor con la presencia de asentamientos aborígenes que permitía constituir entre ellos un grupo de apoyo mutuo, ofreciéndose recíprocamente para apadrinamientos o para testimonios, así como aportación en la labranza y pastoreo. Creemos que este puede ser el caso de Juan de Santiago, como natural haciendo de testigo de otro natural de la isla. Es sabida la costumbre de tomar como apellido el de su padrino y también el de la pila donde se bautizaron.

Bancales junto al barranquillo (lospasosquedejamosatras.blogspot-com)
En relación con nuestro personaje principal que ha dado  lugar al topónimo Martín Mayor, nos asaltan algunas dudas  en cuanto al grupo étnico al que corresponde, y ellas desde la veracidad de las citas sobre las informaciones genealógicas de la Inquisición y el extracto documental que aportan los incansables y buenos investigadores (GARCÍA TORRES, J.R. et HERNÁNDEZ BAUTISTA, F., 2016): 

«“Martín, morisco, cristiano nuevo de moro, esclavo de Luisa Mayor, vecina de Canaria, condenado por hereje, apóstata y haberse vuelto a la pérfida secta de Mahoma” […] “… confiesa que, estando en el campo cuidando cerdos de su ama, otros moriscos le convencieron para irse a tierra de moros …”».

Nuestra sospecha que esté ocultando deliberadamente, como otros tantos hicieron, su condición de natural de las islas, al identificarse como “morisco”, lo es precisamente porque el oficio de “cuidar cerdos” no parece del agrado de un mahometano confeso que se precie, desde su respeto al Corán (verso 2:1.73) y los calificativos que al “puerco” dedica, pues la prohibición se sustenta en la repugnancia al “marrano” que es alimentado con “menudencias”, y en el caso de alimentarse con comida “limpia”, son animales “cochinos” en otros aspectos que afectan a la salud de los humanos, de donde podría sentirse pérfido de sus creencias.

Desde estas y otras premisas, aunque no lo podamos adverar, podríamos concluir que el origen del topónimo Barranquillo Martín Mayor se deba a la notoriedad del natural de la isla allí estante, que se dedicaba a la cría de ganado, y de ahí la presencia de majadas en sus proximidades. Son los asentamientos tipificados de los aborígenes junto a los cauces de los barrancos.

Y en relación con el otro antropónimo de las proximidades, no debe sorprender la decisión de compra de tierras en este lugar por un regidor de la isla, pues las garantías sobre el buen fin de su inversión, se las proporcionaba su propia condición de funcionario público, como es el caso de Juan Tello, al que se le supone gran poder de influencia para un conflicto de jurisdicciones, pues es conocido que mantuvo otros y salió airoso de los mismos, como lo fue el que mantuvo con el gobernador Martín de Benavides (BENITO RUANO, 1955, p. 557).

En los tiempos actuales, en el entorno del Barranquillo Martín Mayor queda la panorámica de los bancales que fueron construidos para el mejor aprovechamiento de las tierras en plano inclinado, como muestra del esfuerzo que hombres y mujeres de esta tierra han realizado durante todos los tiempos para alcanzar sus mejores rendimientos.

Localización topónimos (IDE Gran Canaria)


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