El Barranquillo Martín Mayor, tributario del Barranco del Draguillo por la banda septentrional, nace en las
vertientes nacientes de la pequeña Montaña
de las Triguerillas a 669,7 msnm. Siguiendo su cauce aguas abajo en
dirección Este para girar en dirección Sur y discurrir rodeando por poniente
las vertientes de la Montaña de La Majada
a 486,8 msnm., junto a las lomadas de El
Gamonal que le separan del Barranquillo
de Juan Tello que discurre paralelo, y se une al cauce del Barranco del Draguillo a 275 msnm. en Las Puntillas, muy cerca de los Llanos de Los Guirres.
Barranco del Draguillo, principal del Barranquillo Martín Mayor (lospasosquedejamosatras.blogspot-com) |
Su cauce inferior en parte está dentro del territorio del Monumento
Natural del Barranco del Draguillo (C-33 Decreto 18/2003, de 10 de febrero,
Gobierno de Canarias), que conforma una definida unidad geomorfológica con «conos volcánicos alineados, paredes
escarpadas y procesos erosivos evidentes que han ido encajonando el barranco
con el paso del tiempo. En sus laderas se refugian muestras de ecosistemas
naturales y flora autóctona, con abundantes endemismos canarios y macaronésicos».
Conforma un paisaje de
gran belleza, con una vegetación actual formada en su mayor parte por matorral
de sustitución dominado por tabaiba amarga, vinagrera, tajinaste blanco, verode
y aulaga, además de acebuchal y palmeral en la cabecera. A ello habría de
añadirse los vestigios arqueológicos conocidas como Cuevas de Juan Tello, por
encontrarse en la falda de dicha montaña, con usos prehistóricos de cuevas de
habitación y unas treinta de enterramiento que proporcionaron un gran número de
restos humanos.
En un paraje de esta
singular belleza, no sorprende que la memoria colectiva de los lugareños lo
reconociera con muchos topónimos alusivos al medio natural, unos por las geoformas en las escarpadas paredes como
Las Puntillas, otros por la avifauna que encontró en dicho hábitat, como
los son la Montaña de las Triguerillas
y el Llano de los Guirres. La primera
entendemos que ser debe al ‘triguero’ (Miliaria
calandra) asiduo visitante de las islas al que aquí dimos ese nombre, «triguero. 1. m. Pájaro granívoro de color
pardo, con motas más oscuras formando listas en el dorso y en el pecho. Abunda
en las zonas donde se cultivan cereales y en terrenos incultos y baldíos.
Nidifica en el suelo». (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, 2010, 'Triguero').
Si bien el género
femenino sea producto de la corrupción en los siglos, no debe sorprender el uso
del diminutivo, pues es sabido que le distingue de su especie por ser de menor
tamaño «En las islas orientales y zonas
bajas de las occidentales, los individuos tendrían menor tamaño y el color más
claro, siendo de comportamiento migrador. También se habla de la posibilidad de
que hubiera una marcada variedad en la coloración de los plumajes y en la talla
de estos pájaros en Canarias» (SÁNCHEZ
NEGRÍN, 2002, p. 198).
Y el segundo, el Llano de los Guirres, aunque algo lejos
de hábitat en la franja costera, no debe obviarse que estamos en un barranco
que en la antigüedad pudo tener un importante caudal de aguas, además de algún
que otro pilancón, como los que aún quedan visibles y la existencia de aguas
subválveas que alumbran en los distintos pozos existentes, y si además hemos de
presumir de la notable presencia de lagartos que le proporcionan buena parte de
su dieta.
En el lugar debió
abundar ese ave prototipo de lo “flaco”, muy desaparecida aquí como en muchos otros
lugares de la isla, que aquí llamamos «guirre.
1. m. (Neophron percnopterus majorensis) Ave rapaz de un metro y medio de
envergadura, con el pecho y el vientre blancos, la espalda manchada de negro,
blanco y castaño, y las alas con las guías de color negruzco. Nidifica en
riscos y acantilados, y se alimenta de carroña, insectos, lagartos e, incluso,
caracoles.» (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA,
2010, 'guirre').
El barranquillo en espacio el Monumento Natural protegido (IDE Canarias) |
Pero en el paisaje protegido por su flora, algunas prestaron su topónimo como es el principal del
Barranco del Draguillo, que por la
utilización del diminutivo no creemos se deba al conocido ‘drago” (Dracaena draco), más bien al singular “drago
de Gran Canaria” (Dracaena tamaranae), de
menor por su sensibilidad a los factores de riesgos y las condiciones del
territorio.
Aunque se tienen
noticias de la presencia de un drago cercano al Pozo del Draguillo, es sabido
que la situación de esta especie es crítica, en peligro de extinción, y se
localizaban todos ellos en el cuadrante suroccidental de la isla, donde se han
contabilizado 76 dragos y los restos secos de otros diez, con lo que el número de registros asciende a
86 en total, y referencias de pastores de una veintena más. Del total de plantas
vivas 63 son juveniles, 12 corresponden a individuos adultos y tan sólo se
contabiliza 1 drago viejo, viviendo en riscos totalmente inaccesibles, y todos
crecen en grietas y fisuras de riscos, prueba evidente de la situación de
refugio en que se encuentra a causa de la fuerte presión antropozoógena (MARRERO RODRÍGUEZ,
ALMEIDA PÉREZ et GONZÁLEZ MARTÍN,
2003).
También encontramos
cerca del cauce de nuestro barranquillo el topónimo El Gamonal, que obedece a la presencia en el lugar de la especie
llamada vulgarmente gamón o gamona (Asphodelus
ramosus), muy presente en muchos lugares de la isla y conocido desde los
tiempos de los primeros repartimientos de tierras a los conquistadores y
colonos-pobladores, referencia muy mencionada en la descripción de las datas
solicitadas (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 612),
que hemos desarrollado con mayor amplitud en la entrada a este blog de El Gamonal.
Entrando en la historia
de Gran Canaria, es sabido que el cauce del Barranco
del Draguillo era parte de la raya
septentrional del Señorío de Agüimes
dependiente del Cabildo Catedralicio del
Obispado de Canarias con el término de Telde
dependiente de la Real Ciudad de Las
Palmas, de la que se tienen escasas noticias. En concreto por un pleito de
1782 en el que demanda
«Los rematadores de Agüimes se negaron a dar parte de
estos frutos de los pastores del señorío que alimentaban sus ganados en Pozo
Izquierdo, Sardina, Juan Grande, Aldea Blanca, Maspalomas, Charquillos, Montaña
de Santa Agueda, Ganados de Suárez y el Cortijo de Gando.
Los litigantes de Agüimes, Andrés González, Juan
Ortega y Agustín Marrero, confiesan que los dichos nueve pagos o barrios son de
Las Palmas de Gran Canaria [sic] y de Telde: Vamos de acuerdo los litigantes en
que todos los nueve Barrios están situados dentro de los márgenes de los
beneficios de la Ciudad y Telde, a excepción del denominado Charquillos, que lo
divide la raya, correspondiente la mitad de él al territorio de Agüimes y la
otra mitad al de Telde» (CAZORLA LEÓN, 1984,
p. 64).
La referencia al lugar
de “Charquillos” nos ubica la “raya” en su punto más septentrional, en
el Barranquillo del Charquillo al
norte del Lomo del Conde, muy cerca
de Las Breñas de Abajo, de tal manera
que situarían al lugar de los Cercados de
Juan Tello, donde tienes sus nacientes el Barranco del Draguillo, bajo la jurisdicción del Señorío de
Agüimes, en una latitud igual que la también mencionada Montaña de Santa Agueda, en la actualidad de Águeda, muy próxima al Barranquillo
de Martín Mayor, de donde podría ponerse en duda la jurisdicción a que
correspondía.
Son conocidos los
numerosos pleitos habidos entre el Concejo y el Obispado por los mojones que
marcaban la “raya” por las medianías, pero sí parece acreditado que en los
lugares más próximos a la costa, se tienen noticias que despejan dudas en
cuanto a la localización de la repetida “raya”, por un documento de 6 de abril
de 1778 firmado por José de Medina Raymond,
transcrito por Pedro Cullen del Castillo
mencionado en su artículo “La Torre de Gando”, El Eco de Canarias, 13 de febrero de 1980, citado por nuestra
fuente bibliográfica:
«Cuatro
leguas distantes de la Ciudad en el puerto de Gando, jurisdicción de Agüimes en
la rivera de aquel mar, está situada la Torre de Gando, cuya torre vemos
existente en la margen izquierda del barranco de Aguatona, que es la
continuación del barranco del Charquillo.» (IBÍDEM, pp. 64-65)
Fácil es observar que el
inventariado como Barranco del Charquillo,
no es tributario del Barranco de Aguatona.
Sí es tributario del Barranco de los
Pedacillos, que se encauza en el Barranco
del Tundidor que lleva sus aguas hasta el Barranco Real de Telde, que desagua junto a La Restinga. El Barranco de
Aguatona sí es tributario del Barranco
del Draguillo, por su banda meridional, que discurre por la antigua
jurisdicción del Señorío, y nace de
la junta del Barranco del Cabuco y
del Barranco Madrelagua, teniendo los
nacientes más elevados el primero en Los
Palomos, junto al Llano del Deán.
Ha de considerarse que confundió las cuencas don Pedro Cullen, por la propia
confusión histórica de no conocerse donde estaba la muy repetida “raya” en las
medianías de los 750 msnm. las referencias conocidas se encuentran en dos
distintas cuencas geográficas, en contraposición con los hábitos de la
antigüedad.
Es necesario
conocer de este escenario histórico, para poder acercarnos a los antiguos
aprovechamientos del territorio y a los antropónimos que arraigaron de alguna
forma allí. Tenemos muy cerca de nuestro Barranquillo
de Martín Mayor, tal como al principio se ha dicho, la Montaña de La Majada, que hemos de interpretar en nuestro léxico «majada
1. f. GC. Cerca móvil y desmontable
formada por lances, que se instala en el campo y que se usa para encerrar el
rebaño de ovejas. 2. f. Lz y Fv.
Depresión que se forma en la ladera de una montaña.» (ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, 2010, 'majada"),
de donde cabe presuponer un entorno de pastos para el ganado en general.
Ortofoto del cauce seco del barranquillo y bancales (IDE Gran Canaria) |
Y de los
antropónimos, tenemos al poniente la Montaña
de Juan Santiago, que entendemos que hace referencia a un vecino de Telde a
quien localizamos como testigo de la publicación en la iglesia de san Juan de
dos repartimientos a favor de Luys Britol,
ambos el 2 de febrero de 1551 (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 525 y 584),
solicitando pedazos de tierras en Los
Llanos de Xaraquemada. No es por consiguiente Juan de Santiago, hijo de Luis
de Santiago casado con Francisca
Zambrana. El día anterior en que fueron pregonadas ambas solicitudes en el
mismo lugar, comparecía como testigo Juan Mayor. Sí tenemos acreditado que Luys Bristol es natural de la isla,
descendiente de canarios (BETANCOR QUINTANA,
2003, p. 201), que obtenían la titularidad de las tierras por su
condición y porque «simplemente ocuparon y habitaron cuevas, para lo cual no se
precisaba obtener previamente albalá de repartimiento».
Más cerca tenemos
el Barranquillo y la Montaña de Juan Tello, ofreciéndonos
pocas dudas correspondieron a la propiedad del regidor Juan Tello, y descartando otros homónimos posteriores como el
Licenciado y el mayordomo de San Juan, Juan
Tello Casares.
Está documentado
que iniciado el segundo cuarto del siglo XVI, en Telde se inició la venta
masiva de tierras: por el grupo relevante de la sociedad por no responder a sus
intereses económicos; los pequeños y medianos propietarios por el excesivo
esfuerzo económico y la quiebra económica por los continuos brotes de peste,
sequías o plagas; por ser bienes recibidos en herencia o en dote y así saldar
deudas pendientes; y también los "desamparados", huérfanos y viudas
incapaces de mantener las tierras en explotación.
«En el apartado de los compradores se encuentran todos
los grupos sociales, pero si exceptuamos las adquisiciones, ya mencionadas, de
aquellos que adquieren tierras de un familiar o adquisiciones de pequeñas
parcelas cuya procedencia es la dote, el resto de los compradores coinciden,
generalmente, con el grupo de los grandes propietarios, entre los que podemos
distinguir, por un lado, a los conquistadores y sus herederos, por otro, a los
que ocupan cargos en la administración y a los que se dedican a la actividad
comercial.
[…]
Respecto al segundo grupo, podemos mencionar al regidor Juan Tello quien, al
margen de otras propiedades que posee en Las Palmas, adquiere en Telde suertes de
tierras, tanto de secano como de regadío convirtiéndose en uno de los más importante
hacendados del lugar. La importancia de sus propiedades en dicho núcleo facultó
el que uno de los barrios tomara su nombre; el "Cercado de Juan Tello» (RIVERO SUÁREZ, 1997, pp. 417-418).
Tenemos también el
antropónimo que porta el Barranquillo Martín Mayor, que parece obedecer a uno de los dos homónimos investigados
en el estudio genealógico que citamos más abajo, según pueden ser abuelo y nieto. Las razones que
normalmente justifican la creación de un topónimo, en el caso que nos ocupa
antro-topónimo por referirse a una persona, puede radicar en la propiedad de
las tierras o a su estancia o notoriedad en el lugar, en muchos casos
estudiados, por su condición de natural de la isla.
Sabemos del primero,
el abuelo Martín Mayor, por las
confesiones de su nieto homónimo, así como por las investigaciones
genealogistas realizadas (GARCÍA TORRES, J.R. et HERNÁNDEZ BAUTISTA, F., 2016), que era morisco, criador y labrador y que su mujer Inés Rodríguez era partera, sospechándose que la abuela pueda ser
descendiente de indígenas canarios, y se cita además a los hermanos Luisa Mayor y Juan Mayor, último nombre que ya nos resulta familiar como testigo
del pregón de las datas del canario Luys
Bristol ya mencionadas.
Está documentado
que
«el silencio acerca de su condición de naturales es la
norma, y no sólo en los canarios, también en los guanches y gomeros asentados
en Gran Canaria. Solamente cruzando la información con la contenida en los
archivos notariales y parroquiales hemos podido averiguar su origen. En otros
muchos casos la descripción de las tierras que se conceden (majadas, cuevas,
asientos de colmenas) y la condición de “criadores” de los beneficiados nos
hace sospechar que también fuesen indígenas» (BETANCOR QUINTANA, 2003, p. 200).
Por la descripción
que hemos realizado del territorio en que lo encontramos, en los límites de la
jurisdicción de la Ciudad, el Real de Las Palmas, en su frontera
jurisdiccional y recaudatoria con el Señorío de Agüimes, es sabido que las
datas concedidas por el Cabildo Catedralicio fueron cuestionadas siempre por el
Concejo de la isla, obligando en muchos de los casos a que fuera ratificada por
este último. También embargaba la duda en cuanto a determinar a qué jurisdicción
correspondía el lugar. Conocemos de una data solicitada precisamente muy cerca
de este lugar, en el pago de Aguatona
prehistórico asentamiento aborigen en la jurisdicción del Señorío, que se eleva ante el Concejo
de la isla, y realizada por un llamado Francisco
Martín morisco (RONQUILLO RUBIO et AZNAR VALLEJO, 1998, p. 222),
que aun siendo del 20 de mayo de 1554, y si bien el proceso contra el nieto Martín Mayor fue en 1606, cincuenta y
dos años después, no debemos pasar por alto que uno de los testigos a su
favor es Beatriz Domínguez mujer de Francisco Martín, casualmente homónimo
de aquel solicitante que podía esconder su condición de natural detrás de la
declarada de morisco.
Y poco más
hemos de añadir a la hipótesis de que la abuela Inés Rodríguez fuera natural de la isla, pues son muchas las
homónimas en los primeros tiempos de nuestra historia que son descendientes de
canarios, de donde pudiera ser un antropónimo recurrente en recuerdo de aquella
que compró la libertad de los suyos, aunque fueran de otra isla
«1491 Mayo 1. Sevilla (f. 134). Orden a doña Beatriz de
Bobadilla, viuda de Fernán Peraza, para que devuelva a Inés Rodríguez de
Medina, vecina que fue de Gran Canaria, el importe de unos gomeros y gomeras
que le compró en dicha isla como de buena guerra, dado que le fueron tomados
por el obispo de Canaria cuando los llevó a Sevilla, por haberlos declarado
libres el Consejo (AZNAR VALLEJO, 1981, p. 61).
Igual decisión debieron
tomar muchos naturales de la isla que se vieron siempre empujados por los
colonos-pobladores, que además trataban de impedir su integración social, y así
resultaban desplazados a los lugares más alejados y de peores condiciones para
el cultivo, como estas tierras de secano. Sólo contaban a su favor con la
presencia de asentamientos aborígenes que permitía constituir entre ellos un grupo
de apoyo mutuo, ofreciéndose recíprocamente para apadrinamientos o para
testimonios, así como aportación en la labranza y pastoreo. Creemos que este
puede ser el caso de Juan de Santiago,
como natural haciendo de testigo de otro natural de la isla. Es sabida la
costumbre de tomar como apellido el de su padrino y también el de la pila donde
se bautizaron.
Bancales junto al barranquillo (lospasosquedejamosatras.blogspot-com) |
En relación con
nuestro personaje principal que ha dado
lugar al topónimo Martín Mayor,
nos asaltan algunas dudas en cuanto al
grupo étnico al que corresponde, y ellas desde la veracidad de las citas sobre las
informaciones genealógicas de la Inquisición y el extracto documental que
aportan los incansables y buenos investigadores (GARCÍA TORRES, J.R. et HERNÁNDEZ BAUTISTA, F., 2016):
«“Martín, morisco, cristiano nuevo de moro, esclavo de
Luisa Mayor, vecina de Canaria, condenado por hereje, apóstata y haberse vuelto
a la pérfida secta de Mahoma” […] “… confiesa que, estando en el campo cuidando
cerdos de su ama, otros moriscos le convencieron para irse a tierra de moros …”».
Nuestra sospecha
que esté ocultando deliberadamente, como otros tantos hicieron, su condición de
natural de las islas, al identificarse como “morisco”, lo es precisamente
porque el oficio de “cuidar cerdos” no parece del agrado de un mahometano
confeso que se precie, desde su respeto al Corán
(verso 2:1.73) y los calificativos
que al “puerco” dedica, pues la prohibición se sustenta en la repugnancia al “marrano”
que es alimentado con “menudencias”, y en el caso de alimentarse con comida “limpia”,
son animales “cochinos” en otros aspectos que afectan a la salud de los humanos,
de donde podría sentirse pérfido de sus creencias.
Desde estas y otras
premisas, aunque no lo podamos adverar, podríamos concluir que el origen del
topónimo Barranquillo Martín Mayor
se deba a la notoriedad del natural de la isla allí estante, que se dedicaba a
la cría de ganado, y de ahí la presencia de majadas
en sus proximidades. Son los asentamientos tipificados de los aborígenes junto
a los cauces de los barrancos.
Y en relación con
el otro antropónimo de las proximidades, no debe sorprender la decisión de
compra de tierras en este lugar por un regidor de la isla, pues las garantías
sobre el buen fin de su inversión, se las proporcionaba su propia condición de funcionario
público, como es el caso de Juan Tello,
al que se le supone gran poder de influencia para un conflicto de
jurisdicciones, pues es conocido que mantuvo otros y salió airoso de los mismos,
como lo fue el que mantuvo con el gobernador Martín de Benavides (BENITO RUANO,
1955, p. 557).
En los tiempos
actuales, en el entorno del Barranquillo Martín Mayor queda la panorámica de los bancales que fueron construidos
para el mejor aprovechamiento de las tierras en plano inclinado, como muestra
del esfuerzo que hombres y mujeres de esta tierra han realizado durante todos
los tiempos para alcanzar sus mejores rendimientos.
Localización topónimos (IDE Gran Canaria) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario