lunes, 2 de abril de 2012

ALFAQUES, LOS (ARUCAS, FIRGAS Y VALSEQUILLO)

Actualización: 10-mar-2016
ARUCAS y FIRGAS
Topónimo con el que se conocen los lomos y el barranquillo divisoria de los municipios de Arucas y Firgas, situados en las inmediaciones  de la carretera de Los Castillos a Los Chorros (GC-240), entre Las Cabezadas donde se asienta la Fuente del Laurel y el Lomo Obrero.

Vista (Google earth)
Es conocido desde los primeros tiempos de la Conquista, y así lo acredita el regidor Alonso de Baeza cuando el 4 de enero de 1544 solicita una data de tierras al Cabildo cuando pide: «... le hagan merçed de un pedaço de tierra del helechar a las cabeçadas de Cristobal de Vergara a la halda de la montaña hasta la caldera de la propia montaña e por la vanda de abaxo tierras que fueron dadas a Jorge Hernandez criado de Lope de Sosa y de la otra vanda tierras de Antonio Cherino e de la otra vanda tierras que fueron dadas al dicho Alonso de Baeça con una solapa que se nonbre de los Alfaquies en que puede aver çient hanegadas de tierra de helechar poco mas o menos para las reparar e aprovechar en labor por que estan baldias e sin provecho..» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Aproximándonos a su significado, en la actualidad tenemos dos voces próximas a la mencionada "Alfaquies". La primera es "Alfaque" que según el DRAE significa «Banco de arena, generalmente en la desembocadura de los ríos» que tiene su origen en una isla del reino de Valencia en el s. XVI. La segunda es "Alfaquí" dando el DRAE el siguiente significado «Entre los musulmanes, doctor o sabio de la ley».

Alpendre (Fedac)
Descartando la primera que aun siendo también de origen árabe no parece ser el caso de Los Alfaques, profundizando en el origen de la segunda voz "Alfaquí" de la Parte Segunda del Tesoro de la lengua castellana compuesta por el Licenciado Sebastián de Covarruvias Orozco de 1673, encontramos su posible raíz en "Alfaqueque" con la siguiente información: «... vale tanto como redentor de cautivos. Las calidades que tal hombre habrá de tener la refiere la ley primera, tit.30 de la segúda partida con las dos que se siguen. Advierte una cosa, que yo deseo se entable en Christianos viejos, y es, que entiendan la lengua Arabiga, y da la razón: Porque si sabidores fueren de las leguas entenderán lo que dixeren abmas las partes, y sabrán responder à ello e dezir otro si à cada uno lo que conviene».

Tanto la versión antigua como la actual que son coincidentes, permiten sostener la hipótesis que la propiedad del lugar correspondiera a más de un "musulmán sabio en leyes" dada la utilización del plural.


El tramo mágico de carretera (Google earth)
La presencia de «alfaquís» en la isla está documentada y así en 1524 aparecen referencias de estantes en la Ciudad con algunos parentescos: Diego, hijo del Alfaquí; Fernán Pérez, Alfaqui, y su mujer Maria Hernández, morisca; Juan Pérez, Alfaquí; y Pedro Fernández, hijo del Alfaquí (FAJARDO SPÍNOLA, F.: "Las Palmas en 1524: hechicería y sexualidad", Anuario Estudios Atlánticos, 1985).

He de mencionar una curiosidad o hecho que acontece en el tramo de carretera que va desde el puente del barranco hasta doscientos metros en dirección a Los Castillos, observación que fue dada a conocer por profesores de un autoescuela que la frecuentaban en prácticas.


Aunque no se aprecia tanto después del último asfaltado de la carretera, antes era más notable que el tramo de carretera es ascendenteDejando el coche en punto muerto en la salida del puente, se observará que en segundos comienza a desplazarse en dirección hacia Los Castillos durante unos doscientos metros, aumentando progresivamente la velocidad de desplazamiento hasta que se detiene. Viví la experiencia personalmente y quedé totalmente sorprendido de este curioso hecho que rompe las reglas de la naturaleza. Posiblemente alguna explicación tendrá, aunque yo no la conocí. Habría que preguntarle a los antiguos sabios musulmanes que dieron nombre al lugar.


Localización en Arucas-Firgas (Espacios Naturales de Gran Canaria)
VALSEQUILLO
Existe otro topónimo igual en un relieve de Valsequillo, al naciente del Roque Grande del Rincón de Tenteniguada, asi como el barranquillo homónimo de Los Alfaques en un territorio rural de distintas lomas que alcanzan los mil metros sobre el nivel del mar.

Vista meridional (Rafael Peñate Navarro)
El lugar es mencionado también en los repartimientos de tierras, en concreto cuando Maria López viuda de Pedro de Burgos, el 8 de julio de 1544 solicita al Cabildo General alegando la manutención de sus hijos huérfanos «... sesenta hanegadas de tierras de sequero en la Vega Castaña linde con unas tierras e colmenas y cuevas mias y de mis hijos por una parte, e por otra parte tierras e cuevas de Juan Martynez de Bilbao linde con un barranco que va desde el barranco de Guayadeque junto a los charquillos e por otra parte tierras de los alfaquies en lo qual reçivire bien e merçed ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Vista septentrional (Rafael Peñate Navarro)
Del fallecido Pedro de Burgos se documenta otra información que nos dice de su posición privilegiada «Conquistador y regidor del primer concejo de Gran Canaria. Cfr.Abreu, op. cit., libro 11, cap. 26. Conquistador de Gran Canaria, el 19 de mayo de 1485 fue designado uno de los tres repartidores de tierras en el término de Telde. AHSev.

Casó con María López, siendo vecinos de Telde, donde recibió una amplia data de tierras de sequero» (CEBRIÁN LATASA, J.A.; Diccionario biográfico de Conquistadores de Canarias, Sta. Cruz de Tenerife, 2003).

Localización en Valsequillo (IDE Gran Canaria)




ALDEA BLANCA (SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA)

Con este topónimo era conocida toda la margen derecha del barranco de Tirajana antes de su desembocadura. Es bastante antiguo pues es mencionado en la data solicitada por el regidor y lincenciado Francisco Pérez de Espinosa al Cabildo el 6 de mayo de 1555, cuando pide: «... çien hanegadas de gierra en las hoyas de Arinaga lindera por una parte tierras de Juan Velez de Valdivieso y por parte de arriba un corredor de gran Canaria que va junto al camino por donde van al aldea blanca hasta dar el barranquillo que viene del barranco hondo a dar a las mesas de Arinaga ...» (RONQUILLO, M. Y AZNAR VALLEJO, E.: Repartimientos de Gran Canaria, Las Palmas de GC, 1998).

Cantonera del lugar (Patrinet)
Hasta el siglo XIX el topónimo abarcaba hasta la caleta, junto a las salinas de Francisco Amoreto conocidas como «de la Caleta», más al sur del Castillo del Romeral. Hoy cuando se habla de Aldea Blanca se hace referencia al caserío de ese nombre, en la margen sur del barranco de Tirajana, justo enfrente de El Doctoral, que está en la margen norte.

Fue a partir de 1612 cuando los vecinos de la Villa de Agüimes, Juan Alonso Romero, alcalde ordinario de dicha villa, y Lope Franco, comenzaron a trabajar las tierras que poseían en dichos lugares. Juan Alonso en las tierras de Sardina y Lope Franco en las de Aldea Blanca, propiedades que adquirieron por datas del Cabildo secular (obispado) de la isla y por compras a otros vecinos. En 1616 ambos tenían sorribada y preparada para el cultivo gran parte de los terrenos.

En 1644, estos propietarios en Sardina y Aldea Blanca se vieron sorprendidos por la denuncia del Fiscal de la Real Audiencia de Canarias, quien les acusaba de que las tierras y aguas que tenían no eran de su propiedad, pero tuvieron sentencia a su favor en 1645. La Heredad Sardina-Aldea Blanca, constituida en Agüimes en 1617 para mutua defensa de los fundadores, dejó pronto de ser una sola Heredad. Ya en 1691 aparece, por una parte, la Heredad de Sardina con su propio Alcalde de aguas y, por otra, la Heredad de Aldea Blanca con el suyo.


Acequia de la heredad (Patrinet)
En 1712, las dos heredades discuten sobre los linderos de sus respectivas madres de agua. La Heredad de Aldea Blanca -cuyo alcalde en este momento era Sebastián León– abrió una zanja «… que está por encima de la madre de la acequia de la Aldea, de suerte que comienza a medio barranco con poca diferencia y va a finalizar a la misma parte donde se parte el agua con Sardina…». Al sentirse perjudicada, la Heredad de Sardina, gobernada por Mateo Lorenzo, denunció a la Heredad de Aldea Blanca ante la Real Audiencia, que sentenció el caso el 1 de junio de 1712 argumentando que la zanja abierta por esta última no perjudicaba en nada a la primera.

El poblado de Aldea Blanca, con el correr de los años, fue creciendo lentamente; pero sus vecinos jamás pensaron en construir iglesia debido quizás a la proximidad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Casa Condal de Juan Grande.

Fuente: IDEE Instituto Geográfico Nacional

domingo, 1 de abril de 2012

ALDEA DE SAN NICOLÁS

Actualización 5-may-2016
Municipio situado a 70,9 kilómetros de la capital provincial e insular, en una altitud media de 33 metros sobre el nivel del mar, y de 123,58 kilómetros cuadrados de superficie que representa el 7,9% del total de la isla.

Hasta 2008 su nombre era San Nicolás de Tolentino. Algunas fuentes adjudican la advocación al santo a la primitiva ermita construida por los mallorquines en El Roque; y otros, al vínculo de Tomás Grimón Nava que tuvo en su hacienda una ermita bajo la advocación de San Nicolás. Todos los vestigios apuntan a que en la zona baja del valle de La Aldea, cerca de la costa, se asentaban varios poblados aborígenes, de los que quedan los actuales yacimientos arqueológicos de Los Caserones y Las Gambuesillas, y otros cuyos restos han desaparecido, como el que se encontraba en la zona de El Cruce. Era posiblemente uno de los asentamientos aborígenes más importantes de la isla, distribuido a lo largo de la cuenca principal y su red de barrancos, conocido como Artebirgo.

Panorámica (Rafael Peñate Navarro)
En la época prehispánica era un asentamiento densamente poblado, agrupado en torno al valle y el barranco de Tocodomán, con importantes recursos agrícolas y pastoriles, que tenía su cabecera en el Lomo de los Caserones. En el lado Sur de la playa se encuentra un entramado de elementos prehistóricos, históricos y etnográficos del mayor interés, conocido como El Roque  y que es el origen del asentamiento castellano. Muy cerca hallamos el final del cauce del barranco, en el que se ha formado un charco de aguas salobres rodeado de tarajales, cañas, juncos y otras plantas propias de estas charcas de transición.

Según algunas fuentes, la principal data del valle de La Aldea aparece vinculada, confusamente, a Pedro Fernández Señorino de Lugo, en los primeros repartimientos entre 1485 y 1489 en el lugar de Nicolás, primigenio nombre con el que es conocido (QUINTANA ANDRÉS, P.C.: “Estudio Preliminar”, AHPLP Datas de Gran Canaria. Documentos para su estudio, Las Palmas de GC, 2015).

Era hermano del Adelantado Alonso Fernández de Lugo, que también había recibido tierras en Agaete. Junto a esta supuesta concesión aparecen otras, también difusas, en torno a personajes como Alonso Vázquez, el escribano Cristóbal de San Clemente y Juan de Siberio, algo más concretas las de este último en el barranco de La Aldea, aguas arriba barranco de Tejeda por los lindes conocidos de repartimientos posteriores; unas quizás de repartimientos hoy desconocidos y otras adquiridas por usurpación de terrenos públicos o realengos.

Casa, corrales y alpendre en Cuermeja (Patrinet)
Por la información biográfica documentada y compilada del Adelantado Alonso Fernández, conocemos de la familia de Pedro Fernández Señorino o de Lugo: «Miembro de una familia de origen gallego asentada en Sevilla, Puerto de Santa María, Cádiz y San Lúcar de Barrameda, Huelva, se trataba de gentes relacionadas con las cabalgadas y el corso en las tierras y aguas africanas.

Era hijo de Pedro Femández de Lugo, llamado también Señorino y de Inés de las Casas, y hermano de Pedro Femández Señorino, casado con Isabel de las Casas; Inés de Lugo , casada con Pedro Benítez; Isabel Femández de Lugo, casada con Pedro Bemal de Girona y fray Luis de Lugo. El primer contacto conocido con las Islas, de su familia directa, es el de su padre, que aparece en 1454-55 durante los actos de toma de posesión de las Islas por Diego de Herrera e Inés Peraza. Es armador y mercader, comerciando en las Islas, en Berbería y en Guinea. Cfr. Pesquisa de Pérez de Cabitos» (CEBRIÁN LATASA, J.A.; Diccionario biográfico de Conquistadores de Canarias, Sta. Cruz de Tenerife, 2003).

No conociéndose constancia documental que Pedro Fernandez Señorino, el mozo para distinguirlo de su padre, fuera conquistador, pudiera ser que estas tierras fueran datas concedidas a su padre Pedro Fernandez Señorino por su participación antes dicha, y heredadas por su hijo.

Después, llegaron nuevos colonos pobladores que desplazaron a los aborígenes de las tierras bajo riego para reasignarlas al cultivo de los cañaverales, productores del preciado azúcar destinado a los mercados europeos, aprovechando las posibilidades que ofrecía el "puerto", en aquella época una ensenada donde se varaban los barcos.

Los pleitos por el agua en La Aldea se remontan al s. XVI, motivados por la concesión de la data real de 1501. Las aguas son desviadas de su curso natural para ser conducidas a la Ciudad por el túnel de La Mina de La Culata de Tejeda, que se termina de perforar en 1525. Los colonos de La Aldea recurren ante la Chancillería de Granada, reclamando que las aguas que nacían en la cumbre de Tejeda discurrieran libremente hasta el barranco de La Aldea, ya que constituían la gruesa del primer heredamiento de aguas.

El Puerto en Playa de Arena (IDE Gran Canaria)
La pérdida de este pleito afectaría a las plantaciones de cañaverales, que luego desaparecerían con la crisis azucarera por la competencia de las Américas. El antiguo puerto, situado entre la Punta de la Aldea al Norte y el Roque de la Aldea al Sur, es una buena ensenada con fondos de fango arrastrados por el barranco de La Aldea y que está protegido de los vientos del Norte, Noreste, Este y Sureste.

Figura ya en los mapas de 1507 como Gran Aldea o como Aldea por Leonardo Torriani (1592), dado que allí se encontraba el gran poblado aborigen de Los Caserones. Es de suponer que la antigüedad se utilizara como fondeadero alternativo, al abrigo de los vientos de Suroeste, la Playa de Arena donde desagua el barranco del Perchel, entre las Puntillas del Verilillo al Norte y de la Salinilla al Sur, protegidas por el Morro donde se sitúa el actual puerto abierto al Sur.

Después de la Conquista, las tierras de la zona baja del valle estaban despobladas y sin cultivar. Era un paisaje de lomas, majanos y barranquillos que llegaban al barranco, un barranco muy ancho cubierto de tarahales, donde por cualquier lado brotaba algún manantial. En la segunda mitad del s. XVI, se sustituyen los cañaverales por millo, papas, hortalizas, etc., que alternaban con las sementeras, y se exportaban a Tenerife, en su gran mayoría, a través del puerto. 
 
Ascendencia de Tomás de Nava Grimón
(TABARES DE NAVA, T.: Abuelos de Abuelos, Sta. Cruz de Tenerife, 1970)
Posiblemente esa conexión con Tenerife despertó el interés por invertir de la familia del regidor de Tenerife, Tomás Grimón, quien compró cantidad de tierras labradías, lomas y hoyas, entre el barranco de La Aldea y las Montañas de Amargar. Las propiedades fueron heredadas por el nieto del regidor, Tomás de Nava y Grimón, primer marqués de Villanueva del Prado, que ganó el primer pleito al Cabildo General y a los colonos que denunciaron la usurpación de tierras de realengo.

La gran extensión de las tierras se refleja en el Vínculo de bienes instituido por Tomás Nava Grimón, primer Marqués de Villanueva del Prado, en su testamento de 10 de junio de 1670, cuando dice que son cuatro mil ciento ochenta y cinco fanegas y seis celemines del heredamiento de tierras, aguas, casas y molinos de La Aldea; y, para ponerlas en rendimiento, promueve roturaciones de nuevas parcelas, cedidas luego al partido de medias perpetuas, generando una atracción de colonos entre 1650 y 1670.

Tajea de El Cruce (Patrinet)
Los pleitos se multiplicaban. El aumento de las tierras labradías exigió un aumento del agua de riego. Se aprovechaban las aguas superficiales procedentes de la Caldera de Tejeda, lo que motivó el pleito con los vecinos de Tejeda por el histórico heredamiento de aguas, resolviendo siempre la Real Audiencia que las aguas deberían discurrir libremente barranco abajo. Continuaron en la primera mitad del siglo XVIII los pleitos entre los aldeanos y los propietarios de las tierras, los Nava-Grimón, que seguían aumentando su superficie a costa de usurpaciones sobre las tierras de realengos en FurelGüygüyTasarte y Tasartico. Y para rematar, tenían lugar ataques de los piratas. En 1742, los milicianos de La Aldea, en los tarahales de El Charco, rechazaron a disparos de fusil a una ola de desembarco de corsarios ingleses desde cuatro navíos anclados en la playa.

Según avanzaban los primeros decenios del siglo XVIII, fueron llegando a estas tierras las acequias con el agua captada desde el interior del valle, bien lo fueran superficiales o procedentes de la mina de aguas. La Acequia Real que termina en El Roque debió trazarse desde tiempos anteriores a este siglo. Luego llegó la Acequia de Jerez que acaba en La Montañeta y más tarde la Acequia Alta o de La Canal que muere en el Barranquillo de Las Canales-Los Molinos.

Cultivos (Pérez Ojeda, L. 1870 Fedac)
Sostiene el cronista Francisco Suárez Moreno que gracias a estas canalizaciones, comenzaron a trabajarse progresivamente las primeras cadenas que se acondicionaron en el lugar para el cultivo de millo, papas y otros cereales, dentro de la gran propiedad que en el interior del valle de La Aldea conformaba el mayorazgo de la familia noble de Tenerife, los Nava-Grimón, marqueses de Villanueva del Prado, conocida como La Casa.

Y comienza el nuevo Pleito, a finales del siglo XVIII, que duraría siglos, que sería el definitivo. Unas 200 familias venían cultivando al partido de medias perpetuas la zona fértil del valle, dentro de los límites del mayorazgo de los marqueses de Villanueva del Prado, la llamada luego Hacienda Aldea de San Nicolás. Los colonos quedaban en posesión del dominio útil de la tierra a cambio de la entrega de la mitad de la cosecha al propietario del dominio eminente o directo; además, corrían con todos los costes del cultivo, aportando La Casa el agua y, en los casos de siembra en secano, las simientes. La mitad de la producción era recogida por un arrendatario general que anualmente satisfacía una renta global a la Casa, casi siempre en especies.

La raíz del conflicto agrario marqués-aldeanos residió en la carencia por parte de aquel de datas originales, es decir, de los documentos de posesión otorgados en los repartimientos, junto con la ausencia de detallados deslindes en las posteriores traslaciones de dominio así como por la acción usurpadora sobre bienes realengos anexos que agrandó el mayorazgo. El argumento de defensa del marqués es uno muy recurrente: «¡Los documentos de propiedad fueron destruidos en el incendio del archivo municipal por el holandés Van der Does en 1599!».

Almacén de tomates de la Casa Nueva (Patrinet)
El nombramiento de Presidente de la Junta Suprema de Canarias en la persona de Alonso de Nava Grimón, VI marqués de Villanueva del Prado, en julio de 1808, fue inmediatamente contestado por sus colonos, quienes decidieron resolver el conflicto por su propia mano amotinándose en septiembre de aquel 1808 con la toma y reparto de su hacienda. Eran los inicios del s. XIX en el que se produjeron muchos motines de subsistencia en la isla debidos al desabastecimiento por la invasión napoleónica en la Península.

Tras la independencia parroquial de Tejeda, el territorio se consolida como municipio moderno en 1812 con las Cortes de Cádiz, ya tiene un puerto en auge en su enlace con Santa Cruz de Tenerife, la ampliación del camino real, la construcción de molinos de gofio y la novedad de los primeros cultivos de tomateros que abren nuevas expectativas económicas. La vuelta del Absolutismo y la sentencia del Tribunal de la Real Audiencia de Canarias en favor de la casa de Nava-Grimón el 16 de octubre de 1817 dice que «el Concejo y vecinos de La Aldea de San Nicolás no han probado bien y cumplidamente su acción y demanda». Se alcanzaba así un período de «paz obligada», que acompañó a la sequía y a la cigarra africana.
 
Ascendencia del VI marqués de Villanueva del Prado (IBIDEM)
A finales del s. XIX, la Casa Nava-Grimón, acuciada por el impago de sus deudas, no pudo levantar las hipotecas que gravaban su histórica Hacienda de La Aldea de San Nicolás y que, en 1892, pasó tras un largo proceso judicial a propiedad de la familia Pérez-Galdós, principal acreedor, por quinientas cinco mil pesetas, y, aunque ya era llamada a partir del cambio de titularidad la «Casa Nueva», los colonos seguían en la defensa de sus derechos por la renta abusiva e ilegalidad de la propiedad.

Entre 1923 y 1927, tras el traspaso de los derechos de propiedad de los Pérez Galdós a un consorcio de cuatro propietarios, la conflictividad se acentuó. En estos años, los últimos del Pleito por las tierras, en las fincas de El Albercón y Las Marciegas también se sucedieron graves conflictos de desalojos, aradas y posesiones a favor de la Casa Nueva y en contra de los medianeros. Hubo una fuerte represión y detenciones continuas de colonos. El 14 de febrero de 1927 el Ministro de Gracia y Justicia, Galo Ponte, visitó San Nicolás de Tolentino y dio solución al pleito a favor de los aldeanos.

Visita de Galo Ponte (Masch 1927 Fedac)
Tras la desaparición del latifundio, la dispersión geográfica de los pequeños asentamientos poblacionales que existían, respaldada por el cambio en la propiedad de las tierras y la mejora socioeconómica que comportó para el municipio el cultivo del tomate, generó un entramado urbano de continuidad.

Los distintos asentamientos se fueron aproximando entre sí a la vera de la principal vía de comunicación, la carretera  Agaete-Cruce Playa de Mogán (GC-200) y la vía interior, calle Doctor Fleming, y donde las fronteras de los antiguos caseríos dispersos por su apego a las tierras que cultivan, El AlbercónCuermeja, El CruceEl HoyoEl LomoEl RibanzoJerez, La LaderaLas MarciegasLas RosasLas TabladasLos CardonesLos CaseronesLos Espinos, Los Molinos Mederos se funden, conformando un nuevo casco urbano lineal expandido, eso sí, preservando las buenas tierras de cultivo.


Fuente: IDEE Instituto Geográfico Nacional


ALCARAVANERAS, PLAYA DE (LAS PALMAS DE GC)

Hasta la primera mitad del s. XX se daba dicha denominación solamente a la amplia franja de terreno pedregal y arenoso no edificado de la Ciudad comprendida entre Ciudad Jardín, o barrio de los ingleses, y las dunas de arena entonces existentes en lo que hoy es Paseo de Chil y Avenida Mesa y López. La actual playa es parte de la antigua Caleta de Santa Catalina, que se extendía desde el barrio de Arenales hasta el Castillo de Santa Catalina y muelle de Santa Catalina (también llamado Punta de la Matanza), que desaparecería después con la construcción del muelle frutero Nuestra Señora del Pino, actual Base Naval de Canarias.


Arenales de Santa Catalina (Ojeda Pérez, L -1870 Fedac)
Su antiguo nombre tiene relación con la ermita que allí existía. Cuentan las crónicas que en 1360 partieron de Mallorca con dirección a Canarias unos expedicionarios entre los que se encontraban franciscanos, que tras atracar en Gando fueron hechos prisioneros, y para captarse la simpatía de los canarios les enseñaron a mejorar la fabricación de las casas de piedra, labrar madera y construir cuevas más amplias. Los franciscanos enseñaron los principios de su religión y construyeron dos ermitas, una en los arenales del puerto de Las Isletas, próxima a esta caleta, bajo la advocación de Santa Catalina, pues rogaron los mallorquines a esta santa que les ayudara en esta difícil situación; y otra en La Aldea, bajo la advocación de San Nicolás.

En la desamortización de las tierras de baldíos y realengos que mantenían esa condición desde la Conquista, las 113 fanegas y 10 celemines del «Trozo de tierra de arenal en los arenales de Sta. Catalina» salieron a remate el 10 de octubre de 1860 y fueron vendidas el 28 de febrero de 1861 a Nicolás Apolinario Rodríguez, piloto, por el precio de 1400 reales de vellón, que a su vez se las vendió a su madre, Ana Andrea Rodríguez Nuez, el 28 de febrero de 1865.

Vista antigua  de la playa (FB  - Fedac)
En la segunda mitad del s. XX, tras la construcción del segundo tramo de la Avenida Marítima, el comprendido entre el muelle de Las Palmas y el muelle de Santa Catalina, desaparece gran parte de la antigua playa de Santa Catalina y el resto de playa, la actual, pasa a denominarse «de Alcaravaneras».

Sacando el "chinchorrollo" (Fot. Campaña y Puig Ferran 1950. Fuente: FEDAC)
El nombre del lugar guarda relación con el Alcaraván, que antiguamente tenía su hábitat natural en esta zona donde anidaba. Se han identificado dos subespecies en Canarias: la nominal distinctus (Lanzarote) e insularum (resto de Canarias). El Alcaraván Común (Burhinus oedicnemus) también tiene otras acepciones de su nombre en diversos puntos de la península, zonas de la vertiente mediterránea y del sur, a menudo con un claro carácter onomatopéyico. Es un ave caradriforme, de cabeza redondeada, patas largas y amarillas, pico relativamente corto y grandes ojos amarillos. De costumbres crepusculares o nocturnas, habita en terrenos descubiertos, pedregosos o arenosos.


Alcaraván insularum  (Fotonatura-org)
No obstante lo dicho, según cuenta Viera y Clavijo –anecdóticamente por su hondo sentimiento patriótico–, también llamaban Alcaraván en las islas al «Engañamuchachos» (Avis curricula), «… ave muy agraciada de nuestras islas, del tamaño de un perdigón...» que es llamado de otras formas en Lanzarote y Fuerteventura, y «… en Canaria, con igual error, bajo los (nombres) de alcaraván y gallinuela del mar...». El nombre vulgar, según su versión, se debe a que «… Quien no tiene conocimiento de esta avecita puede pensar que siempre corre y nunca vuela; pero sucede que cuando ella ve que ya la alcanzan, sabe muy bien levantar el vuelo y dejar burlado al que la persigue, razón por la que parece se le ha dado el nombre de engañamuchachos...».

Existe otro topónimo similar en la isla relativo a los alcaravanes, ya mencionado en el s. XVI, referido a una mina de agua en el Barranco Real de Telde. En el testamento de Cristóbal García del Castillo, Conquistador y Regidor Perpetuo, otorgado el día 22 de abril de 1539, se la menciona en la descripción de una de sus fincas cuando dice «Hacienda denominada “San Antonio”, con casas, una cuarta de agua del Heredamiento de la Vega Mayor y 10 medias suertes de la Mina del Alcarabanal».

La perspectiva actual es muy distinta a la de mediados del pasado siglo como puede apreciarse en la imagen aérea de Google; es ya una reliquia aprisionada entre los muelles deportivos y la Avenida Marítima, donde "el chinchorro" ha dado paso a una corchera para evitar que los vertidos y pérdidas de los barcos alcancen la playa.

Ortofoto (Google earth)



ALBERCÓN DE LA VIRGEN, EL (SANTA MARÍA DE GUÍA)

Todavía hay gente en Guía que cuenta como cierta la tradición o leyenda de que el llamado «Albercón de la Virgen» debe su nombre a un hecho considerado siglos atrás como "milagroso" porque en este lugar se "plantó" la imagen de la Virgen de Guía cuando, "aparecida" en las costas vecinas, intentaron llevarla hacia la Ciudad. Tradición o leyenda que, como se verá, queda desmitificada con los datos que aquí se aportan por el cronista Pedro González Sosa.

El «Albercón de la Virgen» debe su topónimo a unos hechos contrastados históricamente y no a la tradición que fue pasando de generación en generación, y eran que la Iglesia poseía unas cuartas del Heredamiento del Palmital, y el disfrute de sus aguas obligó al mayordomo y párroco de la iglesia de Guía, a mediados del s. XVIII, a la construcción de un albercón para almacenar el producto de esa cuarta que le fue donada con el fin de mantener con decoro el culto a Nuestra Señora de Guía.


Albercón de la Virgen (Patrinet)
La venta del agua y la alberca que fueron de la Fábrica Parroquial se realizó siendo párroco de Guía Francisco Almeyda y en virtud de una Real Orden de 21 de octubre de 1800.

Se trata de una obra de almacenamientos hidráulico de planta circular hecho en piedra, cal y sillería, con una escalera de cantería para acceder al interior y varios contrafuertes. La parte alta del muro esta inclinada hacia el interior, de una profundidad de 2,5 metros. Aunque todo el sector del límite del casco urbano donde se encuentra recibe este nombre pues el albercón dio origen al topónimo por el que se conoce el lugar, el Albercón está situado en el cruce de la antigua carretera GC-200 con la carretera de Moya GC-150, en el punto rojo señalado en el plano.
Localización (IDEE Instituto Geográfico Nacional)