martes, 31 de julio de 2012

PARRADO, HOYA DEL (LAS PALMAS DE GC)

Topónimo con el que se conoce un pequeña depresión del terreno situada entre San Francisco de Paula y el Lomo de los Fierros, cuyas tierras se mantuvieron como baldíos públicos hasta principios del siglo XIX.

En cuanto al origen del topónimo, pudiera adjudicarse al antropónimo "Parrado", pues está documentado que era uno de los abogados de la Audiencia Real: «En veynte de imayo de 1566 años, estando los ss. rreg(ente) e juezzes en acuerdo parescieron / el licdo. Borrero, el lcdo. Cerbantes y el licdo. Mortheo, y el doctor Lercaro y el doctor Troya y el lcdo. Parrado y el bachiller Maldº (léase Maldonado) y el bachiller Fullana / y el bachiller Cariaga abogados desta Audiª e presentaron una peton. del thenor sigtes ...» (ÁLVAREZ DELGADO, J.: "El doctor Troya", Revista de Historia, nº 58, 1942).

Pero no es así pues las tierras permanecieron como baldíos durante algo más de dos siglos, y el topónimo surgiría por sus aprovechamientos para parrales. 

La historia de su privatización está ligada al nefasto resultado al reinado de Carlos IV que se inició en 1788 y duraría veinte años, tiempo que el Estado venía lastrado por el agotamiento del Antiguo Régimen de la propiedad, con una aristocracia y clase privilegida que se veía amenazada por las tendencias revolucionarias que llegaban de la Francia bonapartista, donde los distintos gobiernos con posiciones enfrentadas en realación con los cambios sociales que vislumbraban en Europa, se sentían además acosados por las demandas de independencia por parte de las colonias, influenciadas por el ejemplo de independencia de trece colonias inglesas, una Corona inglesa que empezaba a dominar el Atlántico.
Panorámica (Google earth)
Concluiría cuando en enero de 1805 la débil España firmó una obligada alianza militar con la Francia napoleónica que la arrastraría a una desastrosa guerra contra Gran Bretaña, con la derrota marítima de la escuadra hispano-francesa en la batalla de Trafalgar, que comportó la ruina económica y la pérdida de su soberanía con la entrada del ejército francés en España.

Es en esta ruina económica cuando se aprueba la orden de 7 de marzo de 1807 que permite «la venta de valdios o realengos que sin hacer falta para pastos y sin perjuicio de los montes pudiesen roturar y panificarse» de acuerdo con la petición hecha al Rey por el Comandante General de las islas ante las necesidades económicas para el mantenimiento del ejército.

El Regente de la Audiencia como interventor de los Propios señala para la venta los baldíos de la Hoya de Mondalón, Monte Quemado, Ladera de Leñas Buenas, Hoya de Parrado, Hoya de la Capa y Solana de Piletas. Cuando se rematan  las 6 suertes que se  habían hecho en la Hoya de Parrado en Tomás Hernández Socorro y Domingo Gil Barreda, el Cabildo Ordinario se opone a su venta, apela al Consejo de Castilla, y suspende la venta de los terrenos, por no compartir las decisiones de las autoridades erigidas en la isla de Tenerife para gobernar el archipiélago.
Lagar de Nicolás (Fedac)
En mayo de 1809,  como el Cabildo General tenía que pagar los gastos del envío a la Península de una columna de granaderos para luchar contra las tropas francesas y de alimentación de los 500 prisioneros franceses destinados a las islas, tomó el acuerdo que se procediera a la venta de los baldíos de la Hoya del Parrado dividiéndo las 58 fanegadas y diez celemines en doce suertes para que pudieran rematarlas los pequeños labradores del Lentiscal;  como no acudieron al remate, se las adjudicó todas Cristóbal Miguel Hernández, quien en 1825 las vendía a Juan Andrés Betancort, que después se las vendería el mismo año al presbítero Pedro Pascual Ginory.

Los terrenos repartídos en el Lentiscal en estos años se debían dedicar al cultivo de la vid por no ser útiles para otro cultivo y establecer un comercio con Inglaterra «cuyos negociantes atrahidos por las (viñas) que se han principiado a cultivar han empezado a fixar alli sus casas y dirigir pequeñas expediciones, evitándose por este medio que no salga de la citada isla el valor de las considerables importaciones de efectos y géneros de que se visten sus naturales por no haber en Canaria fabricas ningunas que ya en derechura desde Inglaterra o ya por unos puertos de Gibraltar, la Madera y Tenerife entran anualmente en Canaria, y cuyo retorno es indispensable que sea en dinero mientras no haya alli frutos ni efectos que exportar» (SUÁREZ GRIMÓN, V.J.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en Gran Canaria, en la crisis del antiguo régimen, Las Palmas de GC, 1987).


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)


PARRA, LLANOS DE (SANTA MARÍA DE GUÍA)

Actualización: 2013/07/30 
Topónimo con el que se conoce un lugar eminentemente agrícola con un pequeño caserío, situado en la franja costera norteña, prácticamente en el cantil de una abrupta costa al naciente de La Atalaya, al sur la autovía Pagador-Gáldar (GC-002) y al naciente el barranco del Río o de Berbería.

Pocas noticias se tienen del origen del topónimo, que tanto pudiera ser un antro-topónimo del apellido Parra, como un fito-topónimo por los parrales que abundaron el en siglo XVI en toda esta zona.



Casas de finca (Fedac)
Aunque no hemos podido determinar si las tierras fueron adjudicadas en este lugar, entre los documentos del Sello aparece una manda de la Corona fechada en Valladolid el 24 de abil de 1506 que dice «Merced a Pedro Suárez de la Parra, vecino de Toledo, de tres caballerías de tierra de regadío en la isla de Gran Canaria, que serán medidas con arreglo a la medida de dicha isla. Se ordena al gobernador Lope de Sosa, que le dé posesión de dichas tierras. El Rey. Grizio. Señalada: Vargas. Polanco» (AZNAR VALLEJO, E.: Documentos canarios Registro General del Sello (1476-1517), Sta. Cruz de Tenerife, 1981). 

De siempre ha sido una zona agrícola muy apreciada y las referencias documentales del siglo XVIII son abundantes. El Capitán, Regidor Perpetuo Decano de la isla, y Castellano de los de la Marina de Las Palmas Francisco Bravo Laguna, en su testamento de 25 de febrero de 1775, incluía el valor de los censos que percibía por tierras en el lugar «... de 19.900 y 597 reales de vellón, de principal redimible y rédito respectivamente, sobre la hacienda del Llano de Parra en Guía, según documento de 20 de enero de 1782».

También la viuda del Capitán y Regidor Antonio Múxica, María Isabel Benítez, en su testamento de 18 de agosto de 1786 dice ser propietaria de una fanega y tres celemines del «Cercado labradío “El Llano de Parra o Laurel” con una pieza de agua del Heredamiento del Palmital».

Villa Melpómene (Google earth)
Igualmente son mencionadas las tierras próximas en el testamento de 17 de septiembre de 1788, del matrimonio compuesto por Juan José Santana y María Alfonso Borges,  donde dicen ser propietarios de veinte fanegas y seis celemines de «La Hacienda de la Mareta en el Llano de Parra»; por último el labrador Miguel Jiménez, en su testamento de 15 de mayo de 1789, dice poseer una «Hacienda en el Llano de Parra con casa de alto y bajo y una hora de agua del Heredamiento del Palmital» de siete fanegas que había comprado.


Saint-Saëns
Pero si alguna noticia merece señalarse de este lugar hay que traer de este lugar es la relacionada con la casa de finales del siglo XVIII,  rotulada y conocida popularmente como "Villa Melpómene", donde vivió el compositor francés Camille Saint-Saëns y en la que compuso algunas de sus obras musicales, situada junto a la entrada del camino vecinal que da acceso al Llano de Parra desde la carretera de Albercón de La Virgen al Cenobio de Valerón (GC-291).

Charles Camille, así se llamaba, nació en París en 1835 y murió en Argel en 1921. Fue un notable director y compositor francés de música académica, que durante años vino de vacaciones a la isla. Virtuoso pianista y organista, escritor, caricaturista y gran viajero, de mente inquieta desde joven, se aficionó a la geología, arqueología, botánica y entomología.

Fue un excelente matemático, y realizó artículos y participó activamente en debates con los mejores científicos europeos sobre acústica, ciencias ocultas, escenografía teatral antigua y filosofía. Todavía le quedaba tiempo para la astronomía y era miembro de la Sociedad Astronómica de Francia. Disponía de un telescopio y preparaba sus conciertos para que coincidieran con algunos acontecimientos astronómicos, como eclipses solares.

Además de su actividad musical como compositor, intérprete y crítico, desempeñó un papel excepcional en la renovación de la música francesa por su actividad didáctica y por ser uno de los fundadores de la Société Nationale de Musique, que realizaba conciertos para difundir la nueva música francesa. Algunos expertos lo consideran un eslabón necesario para que surgieran los grandes compositores Debussy y Ravel.

Su extensa obra –compuso más de cuatrocientas obras abordando casi todos los géneros musicales– es considerada como muy ecléctica, de un gran clasicismo y perfección, muy académica. Fue también el primer gran compositor que escribió música para el cine. En su obra Saint-Saëns en Gran Canaria (Las Palmas de GC, 1985) dice Nicolás Díaz-Saavedra Morales:


Valse Canariote (Museo Canario)
«En diciembre de 1888 (…) enormemente deprimido, tanto por la muerte de su madre, a quien estuvo siempre tan unido, como por los continuos problemas que surgen con “Ascanio”, levanta su piso de la calle de Monsieur Le Prince. Se convierte definitivamente en un vagabundo y decide huir hacia el sur, hacia los países donde el brillo del sol haga la vida más alegre, y así marcha a España.

Pasa unos días en Málaga. Hace excursiones a Granada. Sigue a Cádiz, entretiene sus ocios componiendo un scherzo para dos pianos y el 14 de diciembre se embarca en Cádiz con rumbo a Las Palmas de Gran Canaria, en donde pasa su primera larga temporada de descanso, amparado en el seudónimo de Charles Sannois, y en donde poco a poco recobra la serenidad de espíritu».

Según parece, fue un "transeúnte" comerciante francés quien le reconoció en la Plaza de Santa Ana durante su primera visita a Gran Canaria en 1890 en la que estaba de incógnito.

Después, la noticia de que el «francés chiflado» era quien era recorrió toda la ciudad. Invitado después por aquel «transeúnte» y compatriota, Juan Ladeveze, para que estableciera su residencia en la Villa Melpómene de su propiedad, el 14 de enero de 1900 se inauguraba el nuevo órgano de la iglesia de Guía, con obras compuestas e interpretadas por el maestro Camille Saint-Säens.

Órgano Iglesia de Guía (Patrimonio Gran Canaria)
En total fueron siete las visitas a Gran Canaria: el 18 de abril de 1890 marchó de la isla tras la visita ya comentada. La segunda estancia se produjo entre el 1 de enero de 1894 y el 1 de marzo del mismo año. La tercera fue del 22 de enero de 1897 al 26 de abril de dicho año.

Estuvo de nuevo entre el 25 de diciembre de este año y marzo de 1898, para volver el 31 de diciembre y marcharse el 27 de mayo de 1899. Regresó nuevamente en diciembre, para marchar el 28 de marzo de 1900. Después de estas continuas y frecuentes visitas, la última fue ocho años más tarde: llegó el 26 de diciembre de 1908 y se marchó el 4 de marzo de 1909 con setenta y cuatro años.


El nombre rotulado en el alto de la facha de la casa donde residió Saint-Saëns, hace referencia a la hija de Zeus y Mnemósine en la mitología griega, Melpómene (La melodiosa), una de las dos musas del teatro. Primero fue considerada la Musa del Canto, de la armonía musical, para ser conocida en la actualidad como la Musa de la Tragedia.

Probablemente fuera el propio compositor quien la bautizara con dicho nombre, inspirado de su ópera Hélène, de la que hizo el libreto, y basada en la clásica historia de Helena de Troya y Paris. La ópera se estrenó en la Ópera de Monte-Carlo, Mónaco, el 18 de febrero de 1904, cuatro años antes de su último viaje a la isla.



Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)